El Partido Republicano de los Estados Unidos (GOP) ha sufrido una transformación extremadamente preocupante en los últimos años. Lo que alguna vez fue un partido conservador tradicional, ha sido reemplazado por una facción extremista que ha abrazado la conspiración, la violencia y el autoritarismo como doctrinas.
Desde la elección presidencial de 2020, el «Grand Old Party» ha estado apoyando la mentira de que la elección fue robada, a pesar de que no hay evidencia de fraude generalizado. Lo anterior ha llevado desde entonces a una ola de ataques violentos en toda la nación, incluido el asalto al Capitolio suscitado el 6 de enero de 2021, donde un grupo de partidarios de Donald J. Trump intentaron frenar la certificación de la victoria de Joe Biden en un acto de insurección por parte de civiles armados de ultra derecha.
En lugar de condenar enérgicamente dichas acciones de violencia y rechazar la mentira de que la elección fue robada, muchos líderes del GOP han alentado y justificado de manera reiterada estos comportamientos peligrosos. Ellos han permitido que su partido se convierta en una plataforma para las teorías de conspiración sin fundamento y para la negación de la realidad en que vivimos.
Además, el Partido Republicano ha estado trabajando de manera diligente para suprimir el voto en todo el país. ¿Y en qué sustento dicha aseveración? veamos, han introducido leyes que dificultan el acceso al voto para las minorías, para las personas de bajos ingresos e incluso para los jóvenes, ya que estos últimos tienden a votar en su mayoría por los demócratas. En lugar de luchar por los derechos de todos los ciudadanos a votar, el GOP ha optado por tratar de asegurar su poder a través de la manipulación electoral.
El GOP también ha sido un obstáculo en los esfuerzos para abordar la crisis climática. A pesar de la abrumadora evidencia científica de que el cambio climático es real y está siendo impulsado por la actividad humana, muchos líderes del Partido Republicano han negado la existencia del cambio climático o han minimizado su impacto; muchas ocasiones, por no mencionar que todas, con una trama oscura que oculta tras bambalinas a corruptos cabilderos de grandes empresas transnacionales. Esto ha impedido, por ejemplo, que se tomen medidas significativas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y así proteger el planeta para las generaciones futuras.
Después de tanto andar, el GOP ha perdido su camino en cuanto a su defensa de los valores morales y éticos. Han permitido que los líderes de su partido se involucren en una conducta inapropiada y corrupta, sin tomar medidas para responsabilizarlos. Se han encariñado con los intereses corporativos y de las élites, en lugar de luchar por la justicia social y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.
En resumen, el GOP abandonó hace mucho su papel como un partido responsable y terminó casado con una ideología peligrosa que está dañando al tejido social, nuestra democracia y a nuestro país. Si no se toman medidas para corregir este rumbo, el GOP se podría convertir en una fuerza divisiva y destructiva en lugar de un partido responsable que trabaje por el bien común, como tanto predica el Gobernador Bill Lee.
Y para muestra, tenemos la reciente tragedia democrática de Tennessee, donde la arrogacia de la «super mayoría» republicana, encarnada por el Presidente de la Cámara de Representantes, Cameron Sexton, junto a legisladores llenos de odio y cegados por el poder, tuvo como resultado la expulsión de dos representantes demócratas de color (Justin Jones y Justin Pearson) mientras brindaron el perdón a Gloria Johnson, muy posiblemente por el simple hecho de ser blanca.
Fue más que evidente que los republicanos arrojaron a la basura su moral, alzaron el telón de la ética y dieron un espectaculo, nacional e internacional, de racismo, discriminación y autoritarismo, que solo puede ser catalogado como fascismo.
Republicanos, si su intención es desaparecer de la escena política, lo están haciendo bien. Es hora de que los líderes del GOP, pongan los pies en la tierra, asuman la responsabilidad de reconstruir su partido y comiencen a trabajar por un futuro más justo y próspero para todos los habitantes de Tennessee y de los Estados Unidos de América.